lunes, 18 de junio de 2012

Estos sí son 'Elite'

Por estos días, en los que confiar en las instituciones, se ha convertido para mi en un pesado reto, leí una noticia que me reanimó.  Por quinta vez consecutiva, un grupo de militares colombianos, ganó el campeonato de Fuerzas Especiales, torneo extremo de resistencia física, que se disputan más de veinte países del Continente.
Estos 'gladiadores criollos', lucharon con cada gramo de sus agallas, bajo el infernal sol de Tolemaida, para dejar el nombre de su institución muy en alto, y el nombre de nuestra bandera, que unos pocos se han encargado en convertir, mas en un objeto de reciclaje, que en el símbolo de una nación, que muchos soñamos con honrar.
Estos hombres, acostumbrados al duro 'aguante' físico, y mental, al que estamos expuestos los que habitamos estas tierras, triunfaron en competencias que rayan con lo sobre humano.  En una semana, lograron elevarse sobre veintiún equipos del continente, incluyendo los 'Gi Joe's' de Estados Unidos, grupo integrado por miembros de la Fuerza Delta, los Rangers y los Navy Seals.  Otro temido rival, fue el Batallón de Operaciones Policías Especiales Bope, de Brasil.
Mi reflexión, es que así como esos siete colombianos, a quienes con orgullo puedo llamar ciudadanos 'Elite', lograron demostrar su fuerza; física, mental y espiritual, todos podemos poner la vista en encontrar la salida de éste pantano de arenas movedizas. La impunidad y la corrupción nos han tomado como rehenes durante demasiado tiempo, teniendo por cómplices, a todos aquellos indiferentes, que duermen y salen de fiesta, bajo el sutil engaño de que somos el 'tercer país más feliz del mundo', y que mientras nada los toque, todo estará bien.
Después de marchas de veinte kilómetros a campo abierto, con morrales de treinta y cinco kilogramos en la espalda, dolorosas lesiones, y en temperaturas de 38 a 42 grados centígrados, estos hombres lograron la victoria y el honor del que se esfuerza más allá de lo inimaginable.
Ellos han encendido mi esperanza, y me emociona saber que son materia prima para convertirse en los héroes, que tan infructuosamente buscan los niños y los adolescentes colombianos.  Esos héroes, que equivocada y tristemente, creen encontrar en novelas, muy bien logradas según me han contado, pero que no dejan de tener como eje principal, a un patrón narcotraficante, que sin gota de sudor o esfuerzo, dispone de todos los caprichos materiales a su antojo.  Series que se introducen en los jóvenes cerebros, bajo la rayada frase de, 'no dejar olvidar la historia, para no condenarnos a vivirla de nuevo', siendo más bien la impunidad, con su fina maestría, la que logra esa demente tarea. Finalmente, todo se reduce a los mismos bienes materiales que buscaba el capo, porque hacer novelas sobre maldad en Colombia, es un tenebroso 'best seller', que no nos podemos dejar vender.
La historia se forja cada día con hombres de hierro, como estos comandos.  Me gustaría que mi hijo los conociera, les pidiera un autógrafo, se tomara fotos con ellos, absorbiera, por breves instantes, lo que es, a parte de su papá, un hombre con alma fuerte, con el carácter valiente, y con un espíritu de paz, que viene de no doblegarse ante las adversidades.
En tiempos, en que tan cobardemente se agrede a los niños, a las mujeres, a las madres, a la bandera... En que como un virus, la impunidad alimenta las lágrimas de tantas hijas, madres, hermanas; estos valientes llegaron a un lugar muy cercano a la proeza.  Han sido asesorados por una entrenadora física; menuda y femenina, quien desde hace cinco años asumió este interesante reto, y  ha puesto a brillar lo mejor de cada uno de ellos.
Pienso que detrás de estos siete hombres hay una gran mujer, como las hay en tantos hogares de apartadas veredas y ciudades colombianas. Creo, que a pesar de que cada uno de nosotros vive su propio 'Tolemaida', podemos dejar a los niños de este gran país, una bandera que ondee con dignidad. Pienso, que el simple hecho de trabajar en equipo, como lo hicieron ellos, de sentir el dolor ajeno como propio, y de cargar al hombro por un rato, el morral del compañero, es ya un enorme paso al frente. Aún hay hombres de acero y de pie los aplaudo.


"Esfuérzate y mostrémonos valientes por amor a nuestro pueblo y por amor a las ciudades de nuestro Dios; y que el Señor haga lo que le parezca bien."
2 Samuel 10:12